Hace poco, mientras conversaba con un colega sobre la jubilación, me di cuenta de algo importante. Hasta ahora, siempre me he presentado diciendo "Soy el gerente del departamento X de la empresa Y". Entonces pensé: ¿cómo me presentaré después de jubilarme? ¿Será suficiente con solo decir mi nombre? Esta reflexión me llenó de una sensación de temor indefinible ante la posibilidad de perder mi estatus social.
Al acercarme a los cincuenta y tantos años, la jubilación se convierte en una realidad cada vez más próxima. Muchos ejecutivos y gerentes no solo se preocupan por la preparación económica, sino también por la preparación psicológica. Especialmente para quienes hemos mantenido cierta posición y rol en la organización durante largo tiempo, el miedo a perder el estatus social puede ser aún mayor.
¿Por qué tememos la pérdida del estatus social?
Nuestro temor a perder el estatus social no se debe simplemente a la nostalgia por el poder o el reconocimiento perdidos. En un nivel más profundo, está directamente relacionado con la confusión de nuestra identidad personal.
La posición en el trabajo no es simplemente un lugar en el organigrama empresarial. Define nuestro rol social, establece nuestras relaciones con otros, e incluso determina cómo nos vemos a nosotros mismos. En los títulos como "señor gerente" o "señor director" se condensan la responsabilidad, la expertise y el liderazgo que hemos construido durante décadas.
Perder esta posición es como perder la brújula de la vida. Es como si desapareciera la respuesta clara a la pregunta: "¿qué debo hacer hoy?" cuando nos levantamos por la mañana. La sensación de vacío cuando de repente se vuelven huecas las rutinas de dirigir reuniones, tomar decisiones y orientar a los compañeros más jóvenes puede ser mayor de lo que imaginamos.
Aspectos específicos del miedo a la pérdida de estatus
1. Preocupación por el aislamiento social
Existe la inquietud sobre cómo cambiarán las relaciones con los antiguos colegas después de la jubilación. Es el miedo a que la red social se reduzca drásticamente al disminuir el contacto natural con las personas que solíamos ver por trabajo. Especialmente cuando la mayoría de las relaciones interpersonales se han formado en torno al trabajo, esta preocupación se vuelve más realista.
2. Ansiedad por la pérdida del poder de decisión
Cuanta más experiencia se tiene tomando decisiones importantes como gerente y liderando la organización, mayor es la ansiedad por perder esa autoridad. Para quienes también han ejercido el rol de principal tomador de decisiones en el hogar, puede existir la preocupación de que su voz o influencia disminuya después de la jubilación.
3. Temor a la inutilidad de la experiencia profesional
Es la preocupación de que el conocimiento especializado y la experiencia acumulados durante décadas ya no sean necesarios con la jubilación. Cuando se siente que el propio valor se basa únicamente en la experiencia profesional del trabajo, este temor se manifiesta con mayor fuerza.
Estrategias prácticas para superar el miedo a la pérdida de estatus
1. Separar la posición de la identidad personal
Lo más importante es pensar por separado la posición en el trabajo y el verdadero valor personal. Usted es un ser humano independiente antes de ser "gerente de tal empresa". Su valor como padre, como esposo y como individuo existe independientemente de su posición laboral.
Para esto, es bueno practicar una nueva forma de describirse a sí mismo. Practique presentarse sin mencionar su cargo. Por ejemplo: "Soy padre de dos hijos, me gusta el senderismo y tengo interés en la cocina". Al principio puede resultar incómodo, pero gradualmente descubrirá valores únicos propios más allá de su posición laboral.
2. Preparación para una transición gradual de roles
Para aliviar el impacto del cambio súbito de posición, es necesario preparar una transición gradual de roles. Desde algunos años antes de la jubilación, delegue poco a poco la autoridad a los compañeros más jóvenes, y vaya transitando gradualmente al rol de consejero o mentor.
También es importante buscar nuevos roles en actividades fuera del trabajo. A través de actividades de grupos de aficionados, voluntariado y participación en la comunidad local, cree oportunidades para ejercer nuevas formas de liderazgo o experiencia profesional. Estas experiencias le darán la confianza de que sigue siendo una persona socialmente valiosa incluso después de la jubilación.
3. Construcción de un nuevo sistema de reconocimiento y recompensas
Debe crear un nuevo sistema de recompensas que pueda reemplazar los ascensos, premios y reconocimientos que recibía en el trabajo. Esto no necesariamente tiene que ser reconocimiento externo. El sentido de logro basado en criterios que usted mismo establezca, como alcanzar metas personales, adquirir nuevas habilidades o resultados en el cuidado de la salud, también puede ser una recompensa suficientemente significativa.
Por ejemplo, establecer y alcanzar metas mensuales de lectura, aprender un nuevo idioma o establecer y cumplir objetivos de ejercicio. Estos pequeños logros se sumarán para crear nuevas formas de autoestima y sentido de logro.
4. Aceptar el rol de mentor y sabio
Hay algo que se obtiene naturalmente con la edad: experiencia y sabiduría. Aunque se pierda la posición oficial en el trabajo, el rol de mentor que puede aconsejar a los más jóvenes como veterano de la vida sigue siendo válido.
Acepte el rol de veterano de la vida para sus hijos universitarios, de senior experimentado para los compañeros de trabajo más jóvenes, y de persona mayor respetada en la comunidad local. Estos roles, aunque no sean títulos oficiales, a veces pueden dar una satisfacción y gratificación más profundas.
5. Encontrar nuevos roles a través de la redefinición de la relación matrimonial
Después de la jubilación, también puede encontrar nuevos roles en la relación con su esposa. Si hasta ahora se ha concentrado principalmente en el rol de responsable económico, ahora preste atención al rol de compañero que pasa más tiempo juntos.
En el proceso de planificar viajes juntos, desarrollar nuevas aficiones y compartir los intereses mutuos, pueden crear una nueva identidad como pareja. Esto dará una satisfacción más personal y profunda, en una dimensión diferente al estatus social.
Cambio de mentalidad: aceptarlo como cambio, no como pérdida
La clave más importante para superar el miedo a la pérdida del estatus social es el cambio de mentalidad. Es aceptarlo como 'cambio', no como 'pérdida'.
La vida es un proceso de cambio continuo. En la juventud cambiamos de estudiante a trabajador, de soltero a casado, de no tener hijos a ser padre. En cada cambio tuvimos que renunciar a algo de la etapa anterior, pero al mismo tiempo también obtuvimos algo nuevo.
La jubilación es igual. Aunque se pierda la posición en el trabajo, se obtiene tiempo libre, oportunidades para nuevos desafíos y el margen para pasar más tiempo con la familia. Lo importante es no concentrarse solo en lo que se pierde, sino también interesarse en lo que se puede obtener de nuevo.
El hecho de que sus padres estén sanos también es una gran bendición. Después de la jubilación, tendrá la oportunidad de pasar más tiempo con sus padres y ser más filial. Esto también puede convertirse en una nueva forma de rol social y actividad significativa.
Conclusión: el verdadero valor está en la persona misma, no en la posición
El miedo a la pérdida del estatus social es una emoción natural. Sin embargo, este miedo no debe obstaculizar la preparación para la jubilación ni hacer que la vida actual sea ansiosa.
Recuerde: su verdadero valor no está en el título escrito en su tarjeta de presentación. Está en la experiencia, sabiduría, humanidad acumuladas durante décadas, y en el amor hacia su familia y las personas cercanas. Estos valores no desaparecen con la jubilación. Más bien, al tener más tiempo y tranquilidad, pueden manifestarse de manera aún más rica.
La jubilación no es el final, sino un nuevo comienzo. No es la pérdida de posición, sino el descubrimiento de nuevos roles. Si se prepara con esta mentalidad, la vida después de la jubilación también podrá ser un tiempo suficientemente significativo y gratificante.